La cita de los lunes

La cita de los lunes

Rosa Roces García
Socia de la Liga Reumatológica Asturiana

Un día comienzan las molestias, y al poco un médico te diagnostica una enfermedad crónica. Ante ello puedes tomar el camino de la pataleta y el sufrimiento moral acompañando al que produce el dolor físico, o bien puedes optar por aprender a vivir y a convivir con los trastornos que ello representa, haciendo los cambios y ajustes que la enfermedad te exija, pero con naturalidad y sin resentimiento.

Lo reconozco, no es fácil, por ello es importante contar con la experiencia de los que están pasando por lo mismo...y para eso están "las citas de los lunes". Nos convoca la LAR (Liga Reumatológica de Asturias), nos ampara la delegada, Pepita González, nos atiende la psicóloga, Marisol Delgado, nos coordina Toñi Asencio, y nos ayudamos las compañeras que compartimos dichas y desdichas, aunque abundan más la primeras, a pesar o por encima de las segundas.

 

El primer lunes que acudí a uno de estos talleres, salí preguntándome ¿qué hago yo aquí? Hoy tengo la respuesta, es encontrarme con personas autenticas, que comparten las alegrías y las penas, te enseñan lo mejor del ser humano, eso que se lleva dentro y que, por desgracia, en ocasiones sólo se ve cuando la enfermedad nos visita. Es compartir momentos con personas cuya cultura no importa porque el lado humano es el que prevalece. Es disfrutar de personas, que por encima de su condición social, ofrecen desinteresadamente su calor y cariño. Es anhelar que llegué cada lunes para volver a encontrarme con su sonrisa. Es echarlas de menos cuando llegan los meses de verano. Es aceptar, con humildad pero con valentía, que se puede vivir con felicidad y con enfermedad. Es reír, y es llorar si fuera necesario. Es velar por la compañera. Es aprender de y con las demás. Es conocer los mejores ejemplos de tolerancia, paciencia y entrega. Es recibir generosidad y solidaridad. Es descubrir la esencia del ser humano. Es, en definitiva, una de las mejores cosas que me ha pasado en mi vida, y por ello, estas líneas pretenden expresar mi enhorabuena a Manuela García Seijo como presidenta de LAR, y a su equipo directivo (agradeciendo la dedicación de Pepita, y deseando lo mejor a su sucesora en el cargo), por lo acertado de poner y mantener a lo largo de los años esta extraordinaria iniciativa. Felicitarles por haber elegido a una excepcional profesional y mejor persona, como es Marisol, porque no puede haber un buen coro sin un buen director, y no seríamos un buen grupo sin una excelente mujer al frente. También dar las gracias, a todas ellas, y convocar a que todas las asociaciones de pacientes y la propia administración ofrezcan estas valiosísimas terapias de grupo.

Rosa Roces García