Las prótesis articulares

Las prótesis articulares

Dr. Daniel Hernández Vaquero
Prof. Titular de Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Facultad de Medicina de Oviedo y Jefe del Servicio de Traumatología del Hospital San Agustín

Pocas intervenciones quirúrgicas han modificado tanto la vida de los pacientes como las prótesis articulares, llamadas artroplastias en el lenguaje médico. Estas intervenciones que consisten en la extracción de las zonas dañadas de la articulación y su sustitución por elementos artificiales, general-mente metálicos, han supuesto para los enfermos reumáticos una evidente mejoría en cuanto a su calidad de vida y para los cirujanos una opción que se puede recomendar con cierta garantía.
Forman parte del grupo de intervenciones que mas frecuentemente se realizan en los Servicios de Cirugía Ortopédica de nuestros hospitales. Se considera que se implantan alrededor de 100 prótesis de cadera por año y 100.000 habitantes y en España todos los años 35.000 pacientes son Intervenidos para colocar una artroplastia de cadera y 20.000 para colocar una de rodilla. En Asturias donde las enfermedades reumáticas son frecuentes y la edad media de la población es elevada,
supone un porcentaje alto de la actividad de los cirujanos ortopédicos.
Aunque existen referencias conocidas sobre la colocación de prótesis articulares desde el siglo XIX, puede decirse que hasta el último tercio del siglo XX no se introducen como una técnica quirúrgica habitual. Fue John Charnley, el verdadero precursor de las prótesis en la cadera. Este cirujano mitad médico y mitad ingeniero, diseñó una prótesis que constaba de dos partes: una metálica que se introducía en el fémur y una copa de plástico que se colocaba en la pelvis. La trascendencia de sus estudios fue reconocida por S.M, la reina de Inglaterra al concederle el titulo de Sir, apreciando la trascendencia que los avances en las prótesis de cadera tendrían para millones de pacientes. Después de varios fracasos, sobre todo relacionados con defectos en los materiales utilizados para su fabricación, en los años setenta presentó sus excelentes resultados usando un modelo que todavía hoy se considera el "patrón oro" para comparar los resultados de los nuevos modelos que han ido apareciendo en estos 40 años.
Más tarde aparecen las prótesis de rodilla, que hoy casi son más frecuentes que las de cadera, y recientemente han surgido las de hombro, tobillo, dedos, etc.
Todo el mundo, médicos y pacientes, reconocen la importancia que han adquirido estas técnicas quirúrgicas en el bienestar de los enfermos reumáticos. Recientemente se ha dado a conocer los resultados de una encuesta realizada a Médicos de atención primaria en Estados Unidos. Se les soli-citó que entre 30 innovaciones aparecidas en los últimos 25 años dijeran cuales les parecían más trascendentes para la ciencia médica. La primera fue la Resonancia Nuclear y en el puesto décimo apuntaron las prótesis de cadera y rodilla.
Aunque los resultados de estas intervenciones son excelentes (se considera hoy que entre el 90 y 95% de los pacientes con artroplastias de cadera o rodilla se mantendrán sin dolor y caminando relativamente bien 10 años después de la operación) existen dos importantes problemas aun sin resolver y que pueden hacer fracasar estas prótesis con el paso de los años Por una parte la fijación al hueso y por otra el desgaste de los materiales Las investigaciones para el primer problema se han centrado en encontrar algún producto que sujete permanentemente la prótesis. La hidroxiapatita o la aplicación a la superficie metálica de otros productos ha permitido superar otros sistemas como el cemento óseo que se usó durante muchos años pero que con el tiempo se degrada y destruye el hueso próximo. Para la segunda complicación se utilizan ya metales, plásticos o compuestos de cerámica que evitan o retrasan el desgaste producido por el rozamiento de la articulación. La investigación de estos productos, que realizan ingenieros y biomecánicos en laboratorios de empresas multinacionales, ha partido en gran medida de la industria aerospacial aprovechando la experiencia de las naves espaciales para su aplicación en medicina.
Una pregunta frecuente que nos hacen los pacientes es el cuidado que precisan esas prótesis. No debemos olvidar que son productos artificiales y como tales necesitan controles periódicos. Habitualmente el cirujano indicará una fecha después de la operación para hacer una revisión; en ella se le preguntará sobre las molestias que tiene, la movilidad de la articulación, el tipo de vida que hace y si existe limitación para caminar o estar de pie en el caso de rodilla o cadera. Al mismo tiempo también periódicamente le pedirá una radiografía para saber cuál es la situación de la prótesis.

Los pacientes con prótesis deben restringir actividades que sometan a esas articulaciones a excesivas demandas. Eso quiere decir que si su actividad laboral supone caminar tiempo seguido sin posibilidad de descanso, permanecer de pie muchas horas o en posiciones forzadas para la articulación correspondiente, se le recomendará modificar o dejar su trabajo. Sin embargo es muy conveniente vigilar el peso, evitando la obesidad, caminar al menos dos horas al día y evitar posiciones y movimientos bruscos e incontrolados con la nueva articulación. Con esos cuidados se supone que la artroplastia va ser duradera y que los pacientes reumáticos pueden reintegrarse, aunque sea parcialmente, a sus costumbres y tipo de vida.